viernes, 30 de septiembre de 2011

Me gustaría...

  • Me gustaría tener una cocina más grande... Para poder trastear y jugar dentro de ella con mis hijas.
  • Me gustaría tener más sentido del humor... Para hacer reír a los demás y ser más tolerante conmigo misma y con los otros.
  • Me gustaría leer libros... Para poder viajar con mi mente, con mi corazón, y también para poder dar más pasos en el camino.
  • Me gustaría pasar más tiempo en la naturaleza... Para conocerla y amarla más.
  • Me gustaría ser más paciente... Para ser más tolerante conmigo misma y con el resto.
  • Me gustaría saber escuchar... Para estar más cerca de los demás.
  • Me gustaría saber cantar... Para no tener que quedarme a medias de una canción, porque me suena fatal y me siento ridícula.
  • Me gustaría ser más sincera... Para ser más libre.
  • Me gustaría... Aprender a hablar francés, hacer el Camino de Santiago, coser a máquina, poder hablar desde la pintura... Y seguro que hay muchas cosas más pero ni se me ocurren ahora mismo, ni tampoco voy a aburriros más. 

Mirando este listado veo que casi ninguno de estos deseos requiere dinero (excepto el de la cocina, y no pienso abandonar mi excedencia para cuidado de hijos, ni la futura reducción de jornada, por una cocina más grande).  Lo que sí que veo es que  requieren tiempo: tiempo de dedicación (horas) pero también tiempo de crecimiento personal (autoconocimiento). Lo importante es que no los siento como caprichos sino como necesidades para ser una persona más integral, más feliz, y más para otros. Miro para atrás y ahora descubro que hubo otros "me gustaría" que se fueron convirtiendo en realidad,(con la pareja, con los amigos, con compañeros... ) porque pasaron a ser "quiero, necesito y ahora puedo", así que iré trabajando con la lista poco a poco, sin prisas, con ilusión, con ganas y, cuando sea posible, en colectivo.

    domingo, 25 de septiembre de 2011

    Palabras dulces

    Llega un momento en el que uno se acostumbra al día a día, a lo de siempre, y sobre todo a recibir críticas o a no recibir nada. Pero en un momento dado el otro viene y se acerca a ti y te susurra con complicidad una palabra dulce, de esas que te ponen los pelos de punta, de esas que te levantan el ánimo durante un buen tiempo. Entonces, uno se da cuenta de que también ha perdido la costumbre de decir palabras dulces, que se ha ido construyendo un caparazoncito alrededor de sí y se ha olvidado de la importancia de hacerlo. Un reto más en mi vida: decir más palabras dulces, que no empalagosas, de las que sobresaltan al otro, de las que entusiasman, de las que suenan a poesía, de las que son especiales y específicas para el otro.

    domingo, 18 de septiembre de 2011

    Creciendo gracias a la maternidad

    Mirando atrás, reconozco que el momento de mi vida en el que he estado más abierta al conocimiento es desde que soy madre de mis dos pequeñas. Ellas estimulan mi curiosidad, alimentan mis intereses, fomentan mis reflexiones, motivan nuevos aprendizajes... Mis hijas me ayudan a abrirme al mundo, a las personas, a la vida y a la historia. Además contribuyen a detectar mis sombras (de las que tanto habla Laura Gutman), a cargar con esas sombras y a tratar de aceptarlas, es decir, a conocerme más. En definitiva, creo que hay pocas cosas que me hayan hecho crecer como lo ha hecho y lo hace la maternidad. Gracias por todo chicas.

    martes, 13 de septiembre de 2011

    Hay días y días, pero...

    Normalmente el mensaje que me llega de otros con respecto a la relación con mis hijas es que soy muy blanda con ellas. En cambio yo, en el día a día, me descubro a mi misma sintiendo que soy demasiado dura con ellas, que son unas niñas, y tienen derecho a serlo y yo a veces creo que no las doy la oportunidad. La verdad es que llevo unos cuantos días de mal humor, enfadada, gritando por todo, y encima horrorizada y culpable por estar así, por tratarlas a ellas desde mi estado de ánimo. Al principio estaba con la regla y se lo achaqué a mi bajón hormonal, pero esta fase de mi ciclo pasó y yo continúo igual o incluso peor. Y necesito contarlo a ver si me sirve para cambiar de actitud, porque lo que quiero es reírme con mis hijas, contarles historias, jugar con ellas, disfrutar observándolas... Necesito un día nuevo para pedirles perdón, para comérmelas a besos, para perdonarme a mi misma y para volver a retomar el camino, el camino que he querido elegir, y abandonar por el que tengo claro que no quiero andar... Y es verdad que hay días y días, pero puedo caer en la trampa de que se convierta en algo habitual. Y es que en realidad, hay tanto por lo que debo estar alegre y agradecida ...

    lunes, 12 de septiembre de 2011

    ¿Lenguaje misógino?

    Esta semana pasada he visitado un museo al aire libre en un pequeño pueblo salmantino llamado Trabanca. Lo anuncian de la siguiente manera:
    El Parque Temático de Construcciones Tradicionales de Trabanca es actualmente el único centro de interpretación dedicado a la arquitectura tradicional existente en el Parque Natural Arribes del Duero. Con más de 10.000 metros cuadrados de superficie, alberga una excelente representación de buena parte de las construcciones tradicionales relacionadas con las actividades económicas y el modo de vida de los hombres y mujeres de esta tierra. Cabañas de pastor, pocilgas, chiviteros, pontones, fuentes y establos son algunas de las construcciones que podemos admirar al visitar este lugar.

    Es curioso de ver. Yo la mayoría de las construcciones no las había visto en mi vida. De algunas de ellas había oído nombrarlas y poco más. Y ahí es donde quiero llegar yo con esta entrada. En la primera imagen podéis leer lo que es una POCILGA: resulta que es el sitio donde parían, amamantaban y criaban a los marranos, las cerdas.  En esta segunda imagen podéis ver la construcción. Y mi reflexión es la siguiente: no me cuadra que un lugar tan maravilloso, tan maternal, como es la pocilga, se haya convertido en nuestro lenguaje cotidiano en un lugar en el que, los demás prefieran  no entrar. ¿Por qué el lenguaje,  por lo menos el castellano, es tan duro y tan injusto con los procesos de maternidad y con los procesos fisiológicos de las hembras, de las mujeres, y convierta estas palabras en adjetivos o sustantivos despectivos?