Mi hija mayor lleva unos meses tratando de silbar. ¡Al fin lo ha conseguido! Le conté que yo nunca había sido capaz de silbar, porque yo no silbo echando el aire hacia fuera sino que el aire al entrar suena. En fin, que ella está toda emocionada porque sí que es capaz de hacerlo y se pone la mano delante de la boca (supongo que para comprobar que el aire está saliendo).
Pues resulta, que el otro día me llega y me dice que alguien (no viene al caso quién) le ha dicho que no está bien que las niñas silben. "¡Toma ya! ¡Vaya manera de destrozar en un segundo todo un trabajo de meses, con un simple comentario!" pienso yo. Total, que le pregunté que si a ella le parecía que hacía daño a alguien silbando. Y le comenté que lo que le habían dicho era una creencia. En fin, que yo pensé que ella se quedaba convencida de que si quería silbar podía hacerlo aunque fuera una chica. Pero, vengo observando que ya no lo hace, y eso sí que me preocupa.
¡Qué difícil es esto de la educación! Te parece que estás trabajando una serie de aspectos en la línea que has ido proyectando, creyendo... pero de repente llega el de al lado y pone piedras en el camino. O incluso uno mismo, creyendo tener las ideas claritas, en el día a día se descubre haciendo aquello que juró que nunca iba a llevar a cabo. Mientras tanto, trataré de que silbemos juntas y también intentaré pedir perdón a mis hijas cuando me descubra cayendo...