martes, 12 de enero de 2016

Lo extraordinario de lo ordinario 1

Siempre me ha gustado la ducha por la mañana y con agua muy caliente. Va mucho más allá de ser una forma de despertar al cuerpo y a la mente o de ser una cuestión de higiene. Para mi es definitivamente un PLACER.
Hace un rato, mientras me duchaba he intentado vivir todas esas sensaciones placenteras del calor sobre mi cuerpo, de las caricias del agua, de la presión del agua que destensa mis músculos del cuello. Algo que podría parecer tan sencillo como disfrutar de todo esto, no lo es, porque la cabeza se me va: pensando en cosas del futuro más inmediato: el día que tengo por delante; o del pasado más cercano: los arrepentimientos por el día de ayer, y de antes de ayer... Pero hoy, he hecho el esfuerzo de estar atenta ahí, al presente de la ducha, con todos los placeres que me proporciona... Y no es fácil, noooo... Pero... Es el primer paso.