Hay instantes mágicos en la vida. "¡Que no pasen, por favor!" Piensa uno:
Esta mañana mi hija de 16 meses, subida encima de la cama inventándose una conversación telefónica. ¡Qué gozada poder contemplar a la chiquitina, en silencio, sin intervenir...!
Anoche, mi hija de cuatro años, mientras repasábamos el día me hacía una confidencia de una preocupación que tenía. ¡Qué disfrute poder escuchar sus sentimientos, qué mayor la siento...!