Me acabo de enterar aquí de que el día 1 de marzo se celebra el Día Mundial de las Matemáticas, y ahora que he empezado a enamorarme de ellas, me hace ilusión que haya un día en el que se las recuerde (con cariño, claro está).
El jueves a partir de esta entrada de Malena me decidí a desarrollar la actividad con mi hija de 5 años. Os quiero contar todo lo que aprendí yo con y de mi hija desarrollándolo. En primer lugar, B. quería sacar del "juego" al número 0, porque "no servía para nada" (no había que meter ningún abalorio). Eso me recordaba a lo que nos contaban en el en el curso de mates de la importancia de mostrar el concepto de 0 a los niños ya desde pequeños.
Al día siguiente se me ocurrió utilizar el tendedero para aprovechar la actividad del día anterior (por cierto, que no me hizo falta construirme el tendedero porque tenía uno de juguete por casa que no habíamos utilizado nunca). Así que le pedí a B. que ordenara los limpiapipas y ella titubeó y empezó a colgar el ocho y luego el uno... Me dijo que no sabía qué era ordenar. Le expliqué de otra manera lo que tenía que hacer y se puso a realizarlo y nuevamente no sabía qué hacer con el 0 pero ella sola lo acabó descubriendo.
Después hicimos otro trabajo de "investigación" en el que ella cerraba los ojos y yo le quitaba un limpiapipas y ella tenía que averiguar cuál faltaba. Como al retirarle uno le colocaba todos juntos, de nuevo, ella lo primero que dijo es que no faltaba ninguno, y lo segundo que hizo fue fijarse en la grafía del número para descubrirlo. Así, como la grafía del número no es lo más importante, se me ocurrió darle la vuelta a los limpiapipas de manera que no ser vieran las grafías numéricas y que volviera a repetirlo así, y entonces fue un poco más difícil.
Bueno, con todo esto que os comparto lo que yo he aprendido es: que no se puede dar nada por supuesto porque hay conceptos e ideas matemáticas que los niños no los tienen asimilados por muy interiorizados que los adultos los tengamos. También he aprendido que este tipo de actividades manipulativas, de corta duración y que además no suponen mucho esfuerzo por parte del adulto a los niños les gustan, les ayudan a pensar, a autocorregirse y les ponen en contacto con las matemáticas de una manera muy visual.