lunes, 13 de febrero de 2012

Primera parte: "Próxima parada..."

Hay algunos que creen que estando de excedencia trabajo más que cuando trabajaba. Hay otros que opinan que a mi no se me cae la casa encima... Mis días, unos más que otros, son bastante moviditos, pero escuchando mi silencio me doy cuenta de que en ese ajetreo descubro algunas paradas casi diarias.

Hoy vengo a contaros una parada que hago casi cada mañana. Ahí está: el encuentro telefónico con mis padres. No suele ser una parada larga, porque, en primer lugar, no hay grandes cosas que decirse hablando casi a diario, y en segundo lugar, porque siento como que mi madre quiere acabar pronto de hablar, pero no porque no le apetezca, sino porque creo que piensa que me está quitando el tiempo, o que molesta o algo así... Les pregunto qué están haciendo, y en general no hay grandes cambios: la compra, la comida, el paseo matinal, el ordenador... Yo les cuento lo que estoy haciendo de comida y me preguntan, lógicamente por las peques... Aunque me cuesta, a veces, les digo cómo veo algunas cosas o cómo me siento con otras. Mi padre entonces me da su opinión, y mi madre siempre se la reserva. 

En cualquier caso, me encanta esta parada diaria. Hay como un antes y un despues de la parada: siento que me llena de alegría, que me devuelve a mis raíces y que me impulsa de nuevo hacia el ajetreo. Como en toda parada, me proporciona el habituallamiento para continuar.