Decidimos el mes pasado que azúcar, cacao, café, arroz y macarrones en casa, de forma permanente, serían de comercio justo. Le he estado dando vueltas, porque el comercio justo hoy por hoy es bastante caro y no todo el mundo puede acceder a él. Entonces, ¿por qué yo compro productos de comercio justo, cuando ésto me implica que tengo que desplazarme a un sitio concreto a por ello, que no está cerca de casa y además me cuesta más caro? Las razones son dos: por un lado con esta compra estoy pensando en las condiciones de otros y contribuyendo una milésima a que puedan mejorar, y por otro lado estos productos están mucho más ricos y son más saludables porque suelen ser ecológicos también.