El otro día mis hijas y mis sobrinos estuvieron tirando piedras al río Manzanares. Me gustaba observar el efecto que hacían las ondas en el agua. Era atrayente. A mi nunca se me dio bien la física. De hecho fue la única asignatura que en alguna evaluación suspendí. La verdad es que entendía poco de lo que en clase exponía el profesor. Esta semana me he encontrado con el efecto de las ondas centrífugas en la vida cotidiana. Sí, ¡La física aplicada a la vida! Un grupo de personas empezamos un proyecto con ciertos miedos, con mucha prudencia. La respuesta inicial de los que tenían que dar el visto bueno fue estupenda, pero es que además según ha ido pasando el tiempo se ha ido propagando el entusiasmo inicial. Lo que un día no nos atrevíamos a proponer por prudencia, hoy por hoy, ellos lo han planteado. Es el efecto de las ondas centrífugas y ¡Me encanta!
¡Que bien! A ver si un día te animas y cuentas en que consiste ese proyecto...un beso.
ResponderEliminarCarmen, hay cosas para las que no me siento libre de escribirlas en el blog, por eso a veces resulto tan ambigua, pero como te debo un bote de mermelada ya nos encontramos un día y hablamos un rato, ¿vale? Un besazo: Noe.
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