Seguimos reciclando desde la basura. El otro día al lado del contenedor estaba esta silla (no tan bonita claro) de un tamaño ideal para niños. Era blanca, no tenía acolchado, pero mi suegro enseguida dijo que él, que es tapicero, la arreglaba, y ha conseguido esta magnífica silla. La ha pintado de rosa, la ha puesto espuma y la ha tapizado, como no, con una tela con flores rosas. Si la vieran ahora los que la tiraron, ¿qué dirían?
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