El pico máximo de hormona del amor que una mujer puede liberar a lo largo de su vida se produce inmediatamente después del nacimiento del bebé (Odent, M: Las funciones de los orgasmos, página 39)
La máxima sensación de bienestar que haya sentido yo nunca fue inmediatamente después del nacimiento de mi segunda hija, en un parto respetado, fisiológico y sin epidural. Es algo difícil de expicar con palabras. Con las endorfinas por las nubes y mi hija piel con piel, sólo quería cerrar los ojos y disfrutar. Esa sensación, más atenuada, me duró algún tiempo después, en el que no me quitaba nadie la sonrisa de la cara, y me parecía que todo a mi alrededor era fantástico.
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