En el pueblo, un día por la tarde íbamos a hacer una barbacoa. Para darle un poco más de emoción y haciendo un poco de teatro le dije a mi hija que íbamos a celebrar la fiesta de "El Palo Quemado". Ella enseguida advirtió que en toda fiesta debía haber globos, y como en el pueblo, afortunadamente, no hay tienda, le dije que no podíamos comprarlos. Hice la sugerencia de que los hicieran (ella y sus primos).
Yo tuve que pasar la tarde fuera y cuando regresé ellos, que habían aceptado la propusta, habían estado toda la tarde atareados y lo habían pasado fenomenal. Hicieron unos preciosos globos de papel y, con ellos, decoraron el lugar de la fiesta. Sólo os muestro dos de ellos, pero me parecen unas verdaderas obras de arte. Me encanta la pasión de los niños.
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